Asesinan a una mujer en Catarroja

Asesinan a una mujer en Catarroja

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T. DOMÍNGUEZ/I. CABANES VALENCIA Una mujer de 31 años, Ineta Bukiene, fue asesinada a primera hora de la tarde de ayer de un golpe en la cabeza tras ser maniatada y encerrada en un cuarto de los salones de juegos en los que trabajaba como empleada, en Catarroja. En principio, y a tenor de la escena del crimen, los investigadores creen que el móvil del homicidio es el robo. De hecho, algún vecino afirmó ayer haber visto a dos encapuchados en las inmediaciones del local, el Salón Mediterráneo, ubicado en el número 38 del Camí Reial de Catarroja, si bien el grupo de Homicidios, que ha asumido el caso, no ha logrado confirmar si se trata de un rumor o si realmente hay alguien que llegó a ver a los asesinos. Tanto ese negocio como otros similares del municipio han sufrido atracos en los últimos meses.
La víctima, que es de origen lituano y residía con su marido y su hija de diez años en Llaurí, trabajaba desde hacía tres meses en el salón de juegos recreativos. Con anterioridad, había trabajado como secretaria en la tienda de motos acuáticas Náutica El Perelló, cuyo dueño lamentó ayer, en declaraciones a Levante-EMV, “haber tenido que despedirla, porque era una buena chica y una buena empleada. Tuvimos que hacerlo por la maldita crisis…”.
El crimen debió ocurrir poco antes de las tres de la tarde, cuando Ineta se encontraba sola al frente del Salón Mediterráneo. Un adolescente que se dirigía al colegio se asomó por debajo de la persiana metálica, que estaba semibajada -algo inhabitual en este negocio, que no cierra a mediodía- al ver que salía humo del interior. El chico incluso llegó a entrar y a preguntar en voz alta “si había alguien”, pero nadie respondió. Como el humo era “cada vez más denso”, se acercó al ayuntamiento, sito a pocos metros, y alertó a la Policía Local.

Encerrada y agonizante
Los agentes acudieron al salón, pero ya no pudieron entrar, así que llamaron a los bomberos. Al llegar los equipos de extinción, se encontraron con un pequeño incendio dentro del establecimiento. Cuando examinaron las distintas estancias, hallaron a la empleada, que estaba maniatada con bridas, tirada en el suelo y en estado inconsciente. Ineta, que en ese momento agonizaba -los intentos por reanimarla resultaron inútiles-, había recibido un fortísimo golpe en la cabeza con un objeto contundente que le provocó una fractura craneal.
En principio, todo apunta a que a los ladrones se les fue de las manos el robo cuando trataban de doblegar la voluntad de Ineta para localizar la recaudación.
Al percatarse de las consecuencias de la agresión, optaron por prender fuego al local para borrar sus huellas, lo que obliga a pensar que son delincuentes con ficha policial, por lo que temen ser identificados con facilidad. De momento no ha trascendido la cuantía de lo sustraído.

Declaración del marido
Una de las primeras personas en llegar al lugar, después de los bomberos y de la Guardia Civil, fue el marido de Ineta, Ramone, que fue alertado por un amigo. Agentes de Homicidios le tomaron declaración en las instalaciones del Ayuntamiento de Catarroja, pero no pudo aportar datos que clarifiquen el crimen.
Mientras, especialistas del laboratorio de Criminalística de la Comandancia de Valencia realizaban una minuciosa inspección ocular que permitió aislar algunas evidencias que pueden ser fructíferas para la resolución del caso.
El siguiente paso de los investigadores será el análisis de las grabaciones que hayan podido realizar las cámaras de seguridad de los negocios y entidades bancarias de las calles más próximas al lugar del crimen, para comprobar si registraron la llegada o la huida de los ladrones.
El juez de guardia de Catarroja ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto de Medicina Legal de Valencia pasadas las seis y media de la tarde.
Ineta tenía planeado viajar a su país, Lituania, la próxima semana en compañía de su hija, para visitar a los abuelos. Su marido, que trabaja cargando y descargando contenedores para una empresa de transporte de Catarroja, no podía acompañarlas por motivos laborales.

Vía: Levante

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