Un hombre mata a su padre a cuchilladas
José Luis y Rosario regresaron a su piso de Benetússer ayer por la mañana tras pasar el fin de semana en su casa de Siete Aguas. Allí les esperaba cuchillo en mano su único hijo, de 37 años. Sin mediar palabra y mientras su madre todavía descargaba las bolsas en la cocina, José Luis hijo atacó de forma sorpresiva a su padre en el dormitorio de matrimonio. No le dio posibilidad de defenderse, por la espalda y tras clavarle el cuchillo hasta en cuatro ocasiones, el hombre, de 65 años, cayó desplomado.
El presunto asesino, que al cierre de esta edición todavía no había podido ser localizado, presenta síntomas de esquizofrenia pero no estaba bajo tratamiento, según apuntaron fuentes cercanas a la familia. José Luis L. L., soltero y sin amigos conocidos, siempre ha convivido con sus padres en este piso de la calle Palleter de Benetússer. Apenas salía de casa y pasaba las horas viendo la televisión, escuchando música y pintando cuadros, según explicó su tío.
Pese a que hasta ahora nunca había dado muestras de agresividad, fuentes vecinales explicaron que José Luis “le había cogido manía a su padre” porque era el único que le hacía frente. De hecho, fuentes cercanas al caso argumen?taron que el parricida padecía un trastorno persecutorio al creer que su padre lo estaba envenenando. “Decía que su padre le echaba polvos en la leche”, apuntó Miguel.
Esta manía persecutoria hacia su padre parece estar detrás del crimen. Es más, el presunto asesino acabó con la vida de su progenitor sin mediar discusión previa y cuando su madre le recriminó entre gritos su acción, éste huyó de la casa sin hacerle ningún daño a su madre.
Eran las once y media de la mañana cuando los gritos de “¡José Luis, José Luis” alertaron a los vecinos del número 14 de la calle Palleter de Benetússser. “Escuché los gritos y bajé. Pensaba que le había dado un infarto”, relató Ascensión.
El presunto parricida, que huyó tras el crimen, se cruzó en la calle con una vecina a la que saludó con las manos todavía ensangrentadas. En manga corta y con apenas unos 30 euros en el bolsillo, las autoridades no creen que pueda huir muy lejos.
La Guardia Civil seguía buscando al sospechoso a última hora de ayer. Una prueba más de su carácter reservado es que la última foto que conservaban sus padres de él es la de la primera comunión.
Vía: Levante